CASTILLO de Chulilla
Declarado monumento Histórico artístico B.O.E 30.03.1981.
Origen.
Tras la conquista y las guerras con Castilla del siglo XIV, la fortaleza sufre reformas importantes que seguirán en los siglos XV y XVI con la utilización de la pólvora, pero sobre todo por su utilización como residencia y más tarde como cárcel de eclesiásticos. En el siglo XIX cumple unos servicios importantes para la causa carlista, siendo precisamente el asedio del ejército gubernamental que la denomina como castillo de los Ángeles, el que de una forma definitiva iniciaría el proceso de ruina de la fortaleza.

RESTOS ARQUEOLÓGICOS
Durante toda su historia, Chulilla ha estado ligada al río Turia y a sus tierras, de ahí que se conociera su poblamiento continuado desde la Edad del Bronce tal y como manifestaban los diferentes núcleos de poblamiento prehistóricos conocidos. Efectivamente los primeros vestigios, unos documentados en excavaciones y otros tras las correspondientes prospecciones, corresponden a la edad del Bronce; El Frailecico, Talayuela, el castillo... incluso cuevas con vestigios de enterramientos en Tabairas. A ésta le sucede la del Hierro, con los poblados ibéricos del Monte del Castillo, El Castellar, Pelma, La Talayela y el Corral de Ajau. Con la romanización, algunos de estos poblados se abandonaron y otros bajan al llano.

PINTURAS RUPESTRES
A finales de 1998, se produce un hallazgo destacado y de gran significado histórico: la aparición de un conjunto de pinturas rupestres en el barranco de Falfiguera. Tras una primera observación el friso se reveló como un hallazgo de extraordinario interés por el aspecto y cantidad de las representaciones pictóricas. Las figuras representadas son unas de carácter zoomórfico (las figuras de un cáprido y un bóvido son claramente identificables) y otras antropomórficas (figuras humanas) en diferentes grupos y posturas.
Resumen de la temática:
Figuras humanas, arqueros aislados, caza, danza, grupos de animales, animales aislados, barras, puntos y trazos, motivos indeterminados. El estilo podría corresponder en una primera apreciación al denominado arte rupestre levantino con una cronología que se dataría en el período epipaleolítico que aunque contemporánea del neolítico de los llanos litorales, todavía no muestra escenas agrícolas o pastoriles y se extiende desde algo después del 3.500 al 2000 a.C. A pesar de las breves e incompletas descripciones de las escenas de este conjunto rupestre, nos hemos podido formar una idea de la clase de representaciones que vinieron ocupando la atención y el interés de aquellos pintores de la Falfiguera. Deberemos suponer que las escenas pintadas estuvieron relacionadas con los ritos de una población cazadora. En estos recintos o abrigos-santuarios se llevarían a cabo diversas ceremonias, con la finalidad de venerar a ciertos espiritus y reactivar periódicamente la fuerza creadora de las pinturas a las que estarían vinculados los animales cazados, de lo que dependía, en definitiva, su propia subsistencia.
La importancia de los hallazgos es tal que una escena de las halladas no tiene paralelos en el Mediterráneo.
El sendero PR 77 discurre por el Barranco de Falfiguera donde se encuentran las pinturas.
